viernes, 1 de diciembre de 2006

Dulce neuralgia



No confío en los doctores. Me han estropeado algunos circuitos queriendo aliviar sintomillas poco alarmantes. Si la aguja roza por un pequeño error de cálculo una de las cervicales, te harás acreedor a una dotación de migrañas de por vida.

Y yo gané, lo último que supe fue que el nombre de los "ataques" había cambiado, pero lo que sí aprendí desde el principio es que una repentina incapacidad de enfoque en letras hasta de anuncios espectaculares anuncia que tengo 10 minutos para correr a casa y apagar las luces. El resto sobra describirlo, los dolores, como las emociones, son siempre tan personales como inefables.

Y a pesar de todo, no hice el collage pensando en eso. O eso creí.