jueves, 13 de julio de 2006

Desgracias de la vanidad femenina


Degas

Las diademas "infladas"

Para los que no las ubican, su macabro relleno de espuma las hizo tan populares que hasta las usaba Hillary Clinton cuando los cuernos la metieron violentamente en las páginas de la historia (del morbo, jeje)


Las pantimedias


Que alguien le dispare al imbécil que supuso:

a)que son cómodas (ver secretarias de gobierno)
b)que se ven bien (ver secretarias de gobierno)
c)que son prácticas (preguntar a funcionarios de gobierno)

Qué forma de arruinar el buen nombre de las medias de medio muslo.

Los desodorantes "íntimos"

Bueno... digamos que si a pesar del baño habitual le incomodan sus propios aromas, yo recomiendo que mejor se clausure y selle la cavidad... tsk!. Cosas como ésa hacen que la gente piense que Silvia Pinal realiza una valiosa labor social.

Los perros falderos

El peor de todos: mi paisano el chihuahueño

Vaya modo de joderse los soberbios genes de un lobo por tantos años para reducirlos a tal remedo vulgar que además es portátil y viene en colores combinables con los catálogos Otoño-Invierno. Equipados con timbre, vibración y alerta de mensajes: ladran, tiemblan y se mean encima, una cosa lleva a la otra.

Los tubos o rulos para el cabello

Bueno, ya no se usan, pero merecen mención por representar el tocado bélico de toda una generación, de una u otra forma se convirtieron en el emblema de actividades hostiles domésticas por excelencia en combinación con bata y pantuflas.