miércoles, 11 de junio de 2008

Horror vacui

Sucede que disfruto de la paz que brinda la austeridad, pero moviendo de lugar mi cama sobraron cosas en la habitación; ahora me encuentro asfixiada en la terrible tarea de examinar qué cosas uso y qué no para rescatar mi espacio de descanso.

Umberto Eco se "burló" (es de un sarcasmo tan refinado, que no sé si se le pueda denominar burla) una vez de los norteamericanos y esa tendencia suya de saturar los sentidos, de buscar siempre la sobre abundancia y matar por obtener "the real thing"; de que desde Disney World hasta los casinos en Las Vegas abrumen a los turistas con tanta copia de la realidad y ornamentos que después de esa intimidación ya no se le ocurra a uno desear nada más... y si se nos ocurre pensar que hay más allá, esa enorme vastedad acaba atemorizándonos aún más. Todo para evadir la raíz primordial: el vacío.

Y bueno, no hay concepto más abstracto que ése, el de la nada. Ahora es aún más difícil imaginarlo siquiera, más en el intrincado mundo de la red donde todo conduce a alguna parte y el infinito laberinto nos sorprenderá con posibilidades y mundos que se multiplican a cada minuto. Todo para perdernos y eventualmente volver saturados de aventura. Volver a la pacífica textura del techo de alcoba, ¿O de qué otra forma lograríamos descansar?. Seguramente no sería cómodo orinar en mitad de la madrugada en un baño con techo artesonado y mil querubines observando.

Gozamos de la mayor "libertad" que la evolución social puede brindar, millones de posibilidades danzan ante nuestros ojos, más canales en el televisor, más revistas especializadas, más sabores en cada bebida, más marcas de jeans, más artilugios en cada aparato, más colores de cabello, más ungüentos anti edad, más sex toys, más estilos culinarios, regular, light, beta, draft, bold, natural, green, dark, old fashioned, ultimate, custom, brand new, longer, bigger, faster, more!!!.

Y es que hay que escapar vía opulencia, anuncios luminosos y millares de opciones en el menú, porque el vacío ahora es más extraño que nunca.