jueves, 23 de junio de 2005

El extravío



Cada vez que veo una iglesia, un rosario o una crucecita en la pared... vaya, hasta las de la cruz roja, me acuerdo de cuando siendo pequeña, mi abuela me llevaba a misas de gallo (para despertar a la virgen, qué sugestivo...) a las 5 de la mañana y yo hacía sonar una campana escandalosa al frente de un montón de pre-ancianos y ancianos todo el camino desde su casa hasta la iglesia.

Una de esas veces... la campana, que no era otra cosa sino un misterioso ensamblaje de fierros atornillados unos con otros perdió su habitual solidez, así que mientras yo la agitaba como me habían dicho que lo hiciera si quería que la virgencita me mirara con buenos ojos, las piezas se soltaron y volaron por los aires tan lejos que ésa mañana no hubo más campana... por lo tanto, no hubo más ruido en todo el camino hacia la iglesia. No sé si esa fue la última vez que acompañé a mi abuela a esas tormentosas misas sonmnolientas, pero sí es la última que recuerdo.

Tal vez Freud diría que no fue así y que sólo asocio el trivial y extraño incidente con mi temprana pérdida de la fe. ¿Es la fe algo parecido a la telequinesis y hace posible mover objetos por medio de la voluntad... llámese mental o espiritual?

Supongo que jamás he logrado encontrar las piezas para ensamblar nuevamente ése embrión de fe que mi dulce abuelita hacía gestar en mí a los 9 años. Es una incógnita dónde quedaron los pedazos, pero tampoco tengo grán interés en ponerme a gatas a buscarlos.

Es feo en la niñez darse cuenta de que no se poseen poderes extraordinarios, entonces te hablan de la fe... y uno piensa "ok... no puedo volar, pero si chingo hasta el cansancio con que algo que quiero es posible... entonces sucede" pero nada... y así la vida transcurre mientras uno espera indiferente la llegada de tan fantástico evento. Ah... pero de repente suele venirse a la mente si no será que uno debe tener fe para que las cosas sucedan... ¿y cómo se aprende a tener fe? no he sabido tener fe porque nada en lo que hubiera creído o deseado fervientemente como prueba se ha materializado. Bueno, tampoco he sanado repentinamente de cáncer, porque nunca me enfermé... pero no recuerdo haber tenido fe en no enfermarme y así estar sana hoy.

Quién sabe... tal vez mientras yo escupo blasfemias acá, es la fe de mi abuela en mi bienestar lo que me ha salvado del cáncer sin que yo lo sepa y mucho menos lo agradezca.

Los mártires y beatos dirán "alguien tiene un plan para ti" con sonrisas nauseabundamente dulces, yo guardaría silencio como buena mojigata que soy ante los religiosos, dado que desde pequeña me han acosado, pero no podría evitar fruncir el ceño y pensar en el fondo "pues alguien sí que me ha estado fastidiando... y yo que creía que era la única culpable de todos mis errores"

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