martes, 21 de octubre de 2008

Post ardilla

Acuarela

Mother will she break my heart?

A huevo.

Y eso habría que contestarle a Pink, nada de condescendencias.

Lo bonito de la traición es que sólo entonces hierven dentro esas picantes ganas de arrancarle uno a uno los incisivos a un semejante y de hundir los pulgares en las cuencas de sus ojos. ¿Y qué si dijo o si de verdad pensaba lo que dijo? Al carajo, nadie dice lo que piensa y si uno lo hace de vez en cuando es por torpe.

Que haya vivido una vida no significa que haya aprendido una maldita cosa acerca de los demás.

En adelante me concentraré en amasar una obscena fortuna para unirme a todas esas gentes que ya apartaron algunos acres en la Luna, eso sí, tengo que apresurarme a hacerlo antes de que todos se hayan vendido o estén al alcance popular y claro, entonces ya para qué si voy a ser tan pinche mediocre y anciana que no podré pagar el recibo mensual de servicio gravitacional para evitar que mi ya entonces porosa estructura ósea comience a sufrir esos extraños padecimientos sobre los que las películas de ciencia ficción especulan.

Yo, al igual que Al Capone y Charles Manson llevo un alma bondadosa bien dentro de mí, pero si ahora mismo viniera uno de esos "estudiosos" de lo esotérico y le tomara una foto a mi aura, chillaría al verla más negra que la montaña de cenizas de marfil de mil colmillos de elefantes africanos.

Quiero clases de vudú... pero esperaré una semana. Casi seguro se me pasa y vuelvo a ser la dócil y amable inofensiva de siempre. Ya decía yo: "Esto ya lo viví", así que éste será un post eliminado mañana o uno muy ardido de hace una semana y lo publicaré en una agria burla a mí misma pensando "¿No que ya no ardía?". Para entonces ya se me habrá ocurrido algo.


Brrr!! ¡¡Qué meyo!!

De las extrañas cosas que suceden en la vida, ésta es una de las cómicas; escribí el post en medio de una rabieta pero no lo publiqué y ahí se quedó un ratito. Asunto olvidado. Este fin de semana hice la acuarela y estaba toda contentita con ella.

Se la enseño a mi hermano:

- Ah sí...- haciendo el ademán con la mano - una mentada, no?

Y que me cae el veinte... no lo había notado, por inverosímil y estúpido que parezca.

Supongo que el incidente tiene profundas raíces psicológicas, pero a mí más bien se me hace que cada que me pongo amarguetas acabo haciendo el ridículo y dándome risa.

Tal vez esa pretensión mía de hacerme la vida imposible se me está viniendo abajo y ya no me la estoy creyendo por falta de argumentos.

A este paso voy a tener que cambiarle el nombre al blog.

5 comentarios:

Exenio dijo...

Tengo mis teorías alrededor de la torpeza que se encierran en, básicamente, dos conceptos que, de por sí, son muuuy parecidos: ignorancia e inocencia...

Las quejas amargas (desde mi óptica) no pueden ser consideradas déjà vu's... salvo que el sentido del gusto (y un mal intestinal severo) haya degradado taaanto tu percepción que, malamente, uno ya se haya acostumbrado a su sabor...



P.S.- Ese puño no aprieta suficiente como para ser considerado dentro de la escala de la mentada sabrosa, o si???

:-S

izaya dijo...

Pues yo la sentí sabrosa... no todos los días me la raya mi subconsciente, o al menos no tan claramente, por lo general sólo olvido las llaves dentro del carro.

Daniel Rico dijo...

Muy bueno, tanto el texto como la acuarela.

Siempre les he tenido bronca a los que pintan o dibujan, yo soy incapaz de ambas cosas y me parese que ellos saben algo que no me quieren decir. Se niegan a revelar el secreto.

Saludos argentinos.

PD: has leido el ULISES de Joyce.

Daniel Rico dijo...

Perdon, quise decir :

¿has leido el ULISES...?

otro saludo.

izaya dijo...

Daniel:

Pues yo podría decir lo mismo de los escritores o los músicos, ojalá pudiera uno hacerle a todo... bueno hay quienes sí le hacen.

Ehhhr.. no lo he leído, ojalá leyera más.

Saludos desde la gran lija mexicana.